No entres en pánico. Muchos de estos síntomas son comunes a otras enfermedades menos graves. Sin embargo, no los ignores.
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Consulta a un médico: Es fundamental obtener un diagnóstico profesional.
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Pide análisis de sangre y orina: Un simple análisis de sangre (creatinina, urea) para calcular la TFG (Tasa de Filtración Glomerular) y un análisis de orina para detectar proteínas (albúmina) son las pruebas clave para evaluar la salud renal.
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Controla tus factores de riesgo: Si tienes diabetes o hipertensión, asegúrate de mantenerlas bien controladas.
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Mantén un estilo de vida saludable: Beber agua, llevar una dieta baja en sal y evitar el exceso de antiinflamatorios no esteroideos (como el ibuprofeno) puede ayudar a proteger tus riñones.
Descargo de responsabilidad: Esta información es solo para fines educativos y no sustituye el consejo médico profesional. Si crees que puedes tener un problema renal, por favor, consulta con un médico o nefrólogo.