Ajo quemado en casa: esto es lo que pasa después de sólo 15 minutos.

Quizás el efecto más inmediato es que, en cuanto un diente de ajo empieza a ennegrecerse lentamente bajo la llama, libera compuestos activos en el aire que pueden neutralizar ciertas impurezas. ¿El resultado? Un ambiente más saludable, especialmente bienvenido en invierno, cuando ventilamos menos y los pequeños virus se instalan fácilmente.

Bono: el olor, aunque fuerte, tiene un lado ligeramente reconfortante, casi rústico, que recuerda a las casas de campo.

Un efecto calmante… incluso para dolores y molestias menores

 

Otra sorpresa: el ajo caliente puede ser un aliado inesperado contra dolencias menores, sobre todo las que afectan a la boca. Un truco clásico es aplicar un diente ligeramente carbonizado (¡y frío!) en una zona sensible de la boca, como las encías. Su tacto suave, combinado con sus ingredientes activos naturales, proporciona una  sensación calmante rápida y natural .

Por supuesto, hay que tener cuidado de no aplicar nunca el ajo mientras todavía esté caliente, ni de utilizar este método como sustituto del consejo médico si las molestias persisten.

Un ambiente propicio para la relajación

En algunas culturas, quemar ajo no solo se trata del efecto físico. También se cree que su aroma tiene propiedades relajantes. Al crear una atmósfera relajante, puede promover la relajación, la concentración o incluso la meditación. Es como encender una vela aromática... pero de forma natural y tradicional.

¿Cómo puedo probar este método en casa?

No necesitas equipo sofisticado. Necesitarás:

  • Un diente de ajo entero,
  • Un encendedor o una cerilla,
  • Un recipiente pequeño  resistente al calor  (como un tazón o platillo de cerámica).

Pasos sencillos: