Hay momentos en la vida que lo cambian todo. Clara, de 41 años, lo experimentó en carne propia un día cualquiera al llegar a casa un poco antes de lo previsto. Dado que su madre, Élodie, estaba pasando por un momento difícil y necesitaba apoyo, Clara decidió, sin dudarlo, abrirle su hogar y su corazón. Una decisión natural, guiada por el cariño y la gratitud hacia la mujer que la había criado. Pero esta decisión reavivó viejas tensiones con su esposo, Adrien, cuya relación con Élodie siempre había sido complicada.
Clara pensó que esta convivencia temporal sería una oportunidad para que ambos se conectaran. Imaginó un hogar unido y cariñoso, listo para apoyar a una mujer valiente en un momento difícil. Sin embargo, a pesar de sus esperanzas, percibía que Adrien estaba teniendo dificultades con este nuevo arreglo: sus comentarios se volvían más duros, sus gestos más distantes. Clara, sin embargo, se negó a reaccionar de forma exagerada, convencida de que con un poco de paciencia, las cosas finalmente se calmarían.
Un descubrimiento que lo cambia todo
