
Las semanas siguientes fueron tranquilas y restauradoras. Rodeada de su hija y su madre, Clara transformó su hogar en un cálido refugio donde cada una recuperó su rumbo y energía.
Adrien intentó retomar el contacto, pero Clara ahora sabía que un hogar se construye con lealtad, dulzura y respeto. Había elegido lo esencial: amor y dignidad.
A veces, un solo momento es suficiente para revelar lo que realmente necesita cambiar… y mostrarnos el camino hacia una vida más justa y brillante.