Los intestinos: el centro de tu bienestar. El síndrome del intestino irritable, la hinchazón y los gases son problemas muy comunes. Muchos están relacionados con el estrés y los espasmos en los músculos intestinales. Aquí es donde la melisa realmente destaca. Sus propiedades antiespasmódicas y carminativas (antigás) ayudan a relajar las paredes intestinales, aliviando los calambres y facilitando la expulsión suave de los gases. Además, su suave acción antibacteriana puede ayudar a mantener las bacterias no deseadas bajo control, contribuyendo a un mejor equilibrio de la flora intestinal.
En resumen, la melisa no solo calma la mente; calma literalmente tu interior. Es un remedio doble que aborda la estrecha conexión entre el estrés nervioso y la inflamación digestiva.
Recetas con alma: Incorpora el poder de la melisa a tu vida
Para aprovechar sus beneficios, la infusión es la mejor opción, pero no la única. Aquí te presentamos tres maneras deliciosas y efectivas de incorporar esta planta a tu rutina.
1. La infusión restauradora clásica
Esta es la forma más directa y terapéutica de consumirla, ideal después de las comidas o en momentos de estrés.
Ingredientes:
1 cucharada de hojas frescas de melisa (o 1 cucharadita si están secas).
250 ml (una taza) de agua filtrada hirviendo.
Opcional: una rodaja fina de jengibre fresco o una cucharadita de miel cruda.
Preparación:
Calentar el agua hasta que hierva y apagar el fuego.
Vierta el agua sobre las hojas de melisa (y el jengibre, si lo usa) en una taza.
Tapa la taza y deja reposar de 5 a 10 minutos. Es fundamental taparla para evitar la pérdida de los valiosos aceites esenciales, que contienen sus principios activos. Cuela, endulza ligeramente con miel si lo deseas y disfruta.
Uso recomendado: Puede tomar de 2 a 3 tazas al día, preferiblemente después de las comidas principales. Es ideal para esas tardes en las que se siente hinchado o después de una comida especialmente copiosa.