El accidente cerebrovascular, comúnmente conocido como ictus o embolia , es una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 15 millones de personas lo padecen cada año, y gran parte de los casos ocurren en las primeras horas de la mañana. Esto se debe a procesos fisiológicos que ocurren justo después de despertar: la sangre se vuelve más espesa durante la noche, el cuerpo experimenta un aumento de cortisol (la hormona del estrés) y el corazón acelera su ritmo cardíaco al pasar del reposo a la actividad.
Lejos de ser un evento totalmente impredecible, el ictus está estrechamente relacionado con nuestros hábitos. Lo que hacemos al despertarnos puede convertirse en un factor de riesgo o en una herramienta de protección.
Por qué la mañana es un momento de alto riesgo
- Deshidratación nocturna : Después de 6 a 8 horas sin agua, la sangre pierde fluidez y los vasos se vuelven más rígidos.
- Subida brusca de la presión arterial : cuando nos levantamos bruscamente, el cuerpo sufre un esfuerzo repentino.
- Café en ayunas : aumenta la presión y contribuye a la deshidratación.
- Esfuerzo excesivo en el baño: Esto puede provocar un aumento peligroso de la presión arterial.
- Duchas frías al despertar : generan espasmos en los vasos sanguíneos.
El ritual matutino “anti-ictus”
Un médico de 93 años, que ha sobrevivido a dos micro accidentes cerebrovasculares, comparte la rutina que sigue para mantenerse activo y lúcido sin depender de medicamentos permanentes: