RODILLAS SANAS:

Realiza esta rutina cada dos días. Los movimientos deben ser lentos y controlados, sin rebotes. Es crucial no forzar y evitar cualquier ejercicio que provoque dolor. El objetivo es la consistencia, no la intensidad. Realizar estos ejercicios con la técnica correcta fortalece el cuádriceps y los glúteos, lo que ayuda a descargar presión de la rodilla afectada

Precaución fundamental: Estas recomendaciones son complementos al tratamiento médico, no lo sustituyen. Es imprescindible consultar con un traumatólogo, reumatólogo o fisioterapeuta para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado, que puede incluir medicación, fisioterapia guiada u otras intervenciones. La automedicación y la realización de ejercicios sin supervisión profesional pueden agravar la condición.